Mariana Valenzuela/
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Es muy común escuchar que nuestro país está jodido, que en este Centenario de la Revolución Mexicana, al igual que en el pasado Bicentenario de la Independencia, no hay nada que festejar.
Mucha gente se manifiesta constantemente en contra de cómo se vive en México hoy en día. Plantones, huelgas, conductores de televisión y radio despotricando en contra del gobierno y demás demostraciones de inconformidad son ya algo cotidiano. Nos quejamos y nos quejamos, pero no hacemos nada para mejorar nuestra realidad. Ahora que se acerca el Centenario de la Revolución, es un buen momento para reflexionar al respecto.
Muchos han sido los intentos del Gobierno Federal por hacernos creer que todo está bien, que no pasa nada en México. Cada año, en el Informe de Gobierno, Felipe Calderón se esfuerza en señalar los aspectos positivos de su mandato. Nos dice que se ha invertido mucho en salud y en carreteras. El problema de la inseguridad a duras penas es tocado y cuando esto sucede es para asegurar que la guerra contra el narcotráfico la vamos ganando. Y definitivamente no le creemos, sino por el contrario, lo criticamos hasta el cansancio, pero no vamos más allá. Nos limitamos a emitir juicios sobre su mal desempeño y renegamos de la inseguridad, mas no somos proactivos; no nos empeñamos en ser agentes de cambio que mejoren nuestro entorno, sino que nos quedamos como simples espectadores.
Incluso hay encuestas serias que revelan el descontento de la gente (tanto mexicana como extranjera) en relación a la situación que se vive en el México de hoy. “México es un Estado fallido para cuatro de cada 10 mexicanos y estadunidenses, según revela la Encuesta Binacional de Percepción de la Ciudadanía sobre la Lucha Contra el Narcotráfico, realizada y financiada por Indemerc-Harris Interactive México” realizada en mayo de este año (La Jornada Jalisco, 20 mayo 2010).
Los números no mienten. Es evidente que no estamos conformes con la situación de ingobernabilidad del Estado Mexicano, donde ya no está a discusión que el narcotráfico tiene un poder que en muchas ocasiones sobrepasa el de los distintos niveles de gobierno. Lo triste es que, por otro lado, no hay cifras relevantes sobre la gente que está haciendo algo por México. Es mucho mayor la cantidad de personas que simplemente se quejan, a los que verdaderamente invierten parte de su tiempo y esfuerzo para generar los cambios que nuestro país necesita.
Parece que no nos hemos dado cuenta todavía de la importancia que tiene el estar conscientes de nuestro poder ciudadano. Recordemos que vivimos (o deberíamos vivir) en una Democracia; lo cual significa que el poder reside en el pueblo, no en los gobernantes como tales. Somos nosotros los ciudadanos comunes y corrientes quienes tenemos en nuestras manos el rumbo de nuestro país. Pero para poder ejercer nuestro poder, hace falta que nos comprometamos con México. Debemos tener muy clara la importancia de la participación ciudadana, para así lograr ejercer nuestro voto a consciencia y poder elegir a quien realmente representa la mejor opción para que nos gobierne. Como ciudadanos tenemos muchos derechos, pero también obligaciones, las cuales hay que cumplir para que el sistema funcione más adecuadamente.
Aprovechando la época, deberíamos tomar el ejemplo de quienes lucharon por un México más justo durante la Revolución. Esos hombres y esas mujeres que, cansados de la injusta situación del país en ese entonces, optaron por dejar la comodidad de sus hogares, abandonando incluso sus tierras (que eran prácticamente la única fuente de ingreso de gran parte de los mexicanos) por luchar por un México mejor. Son ellos quienes sin tener el nivel académico, la tecnología ni la calidad de vida que tenemos muchos mexicanos hoy en día, se unieron en una sola voz para exigir y luchar por la justicia y la equidad. Los revolucionarios estaban inconformes con el gobierno, justo como lo estamos hoy en día muchos mexicanos. La diferencia es que ellos se atrevieron a alzar la voz, a organizarse para defender sus derechos como ciudadanos y a exigirle al gobierno que cumpliera con su labor.
No podemos seguir culpando únicamente al gobierno. Estamos como estamos por culpa de la sociedad en general también. Si bien es cierto que nuestros gobernantes no han sabido manejar la situación de la mejor manera, también es verdad que la ciudadanía no ha ejercido propiamente su papel porque nos hemos preocupado más por criticar que por aportar soluciones y llevarlas a cabo. Mucha crítica, poca acción. Tristemente, mientras sigamos así, seguiremos cumpliendo más centenarios y bicentenarios pero tendremos un país cada vez más jodido.